Acumular seguidores en redes sociales se ha convertido en la máxima aspiración de muchos niños, niñas y adolescentes. Cuando se les pregunta: «¿Qué quieres ser de mayor?», muchos de ellos responden: «Youtuber, tiktoker, instagramer» o simplemente «influyente». En España, un estudio de la plataforma digital LingoKids arrojó que la profesión de youtuber o influencer está entre las cinco preferidas por los críos de entre dos y ocho años.
Podría decirse que en el fondo, la pauta no ha cambiado radicalmente: los críos ambicionan ser aquello a lo que se dedican sus ídolos. Lo que sucede es que estos ídolos están ahora en las redes sociales. Además, las redes transmiten la percepción de que cualquiera puede triunfar con solo abrirse un perfil y grabar vídeos, algo que, además, parece fácil y divertido, además de generar los ingresos suficientes para hacer de ello un medio de vida rentable y con glamour.
Tópicos sobre los influencers, youtubers y tiktokers que conviene desmontar
Si tu hijo o hija lega a casa un día y te dice que quiere ser influencer, debes cerciorarte de desmontarle 5 mitos muy extendidos:
1. Ser ‘influencer’ es una profesión
Lo primero que deberíamos hacer si nuestro hijo nos dice que quiere ser influencer es decirle que ser youtuber, instagramer o tiktoker no es una profesión en sí misma. No lo es, porque YouTube, Instagram, TikTok y el resto de redes sociales son solo plataformas, canales a través de los cuales es posible comunicar una profesión. Lo importante, por tanto, es que tu hijo e hija piense a qué se quiere dedicar, qué profesión quiere ejercer. Y a partir de ahí, explorar si es posible que las redes sociales le ayuden a difundir esa profesión.
2. Se gana mucho dinero
El primero, creer aquello de que “para ganar dinero con un canal de YouTube, es suficiente con publicar vídeos porque los anuncios que se insertan generan muchos ingresos”. No es así. Para que un canal de YouTube pueda recibir ingresos por publicidad, debe tener, al menos, 1.000 suscriptores y registrar más de 4.000 horas de visualización en los últimos 12 meses. Eso son muchas horas. Pero incluso aunque el canal tenga publicidad, los ingresos que un youtuber logra por los anuncios dependen de tantas variables, que plantearse vivir solo de ello es muy complicado. Solo unos pocos, muy pocos, lo consiguen. Y lo mismo en otras plataformas como TikTok o Instagram, en las que el sistema publicitario funciona de forma distinta.
3.A más seguidores, más ingresos
El segundo tópico es que, si se logran muchos suscriptores o seguidores, las empresas van a pagar por hablar de los productos o aparecer con ellos en el canal. Es cierto que una vía de ingresos habitual es negociar acuerdos de colaboración o de contenido patrocinado con marcas. Pero cuidado: esta práctica linda con la publicidad encubierta y puede acarrear problemas legales si el youtuber, tiktoker o instagramer no deja claro que el contenido es fruto de una relación comercial. En España tenemos la Ley General de Publicidad y la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y del Comercio Electrónico y la multa puede llegar a los 30.000 euros. Además, conviene tener en cuenta que la gestión de este tipo de acuerdos requiere de conocimiento y tiempo, además del que ya dedican a la creación y publicación de contenido, algo que tampoco está al alcance de todos. Esto ha dado lugar a un negocio en el que participan como intermediarios agencias de representación y marketing, y en el que el número de suscriptores o seguidores ya no es suficiente.
4.Consigues muchos regalos
El tercer tópico es que cuando abres una canal en TikTok, YouTube, etc. y empiezas a ganar seguidores, consigues también muchos regalos de empresas. En realidad, un regalo no deja de ser un pago que se realiza sin dinero, y el criterio por el que las empresas los asignan a uno u otro youtuber o influencer depende de los acuerdos comerciales. Eso, cuando se trata de un obsequio, y no de una simple entrega que hay que devolver. Los regalos no caen del cielo.
5.Crear contenido es muy fácil
El cuarto tópico es que grabar y publicar vídeos, fotos y este tipo de contenido es muy fácil. Nada más lejos de la realidad. Pensar en el guion de un vídeo, producirlo, grabarlo, editarlo y publicarlo lleva mucho tiempo. Un vídeo de 20 minutos requiere el equivalente a una jornada laboral completa. Para lograr la foto perfecta antes ha habido muchos posados y tomas falsas. Los 15 segundos de TikTok se traducen a veces en varias horas detrás de la pantalla.
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