La ansiedad es un componente básico de la condición humana, una reacción emocional natural ante cualquier estímulo o situación que intuimos como una amenaza. Cumple un cometido concreto: percibir y alertarnos sobre un posible peligro. En ese momento la ansiedad se activa de forma refleja, involuntariamente, desempeñando un valioso papel protector.
Sin embargo, cuando la ansiedad hace acto de presencia aparentemente sin motivo, carente de su función natural y adaptativa, se convierte en un trastorno que puede afectar a diferentes aspectos de nuestra vida, e incluso llegar a anularnos para desempeñar multitud de tareas de nuestro día a día.
Tanto es así que los datos de la última encuesta del INE sobre siniestralidad laboral (EPA) desvelan que el 15% de las bajas laborales del pasado año tuvieron como causa un trastorno de ansiedad. Puede que la pandemia, las continuas restricciones o el teletrabajo repercutiesen en esta preocupante cifra, o quizá afortunadamente ya no nos cuesta tanto hablar de nuestros problemas de salud mental.
Sea como sea, debemos tener claro que cualquier trastorno de ansiedad es la consecuencia de un problema más profundo. La terapia es la solución que nos ayudará a identificar y corregir esas conductas o sentimientos que nos generan infelicidad y, en consecuencia, a aumentar nuestra calidad de vida.
¿Cuáles son los principales síntomas de un trastorno de ansiedad?
La ansiedad nos advierte de que existe un problema. Lo hace generando síntomas que nos avisan de que algún aspecto de nuestra vida está siendo nocivo para nosotros mismos.
Sufrir palpitaciones, sudoración, presión en el pecho, entumecimiento de extremidades, cansancio, hiperventilación, temblores, molestias digestivas tensión muscular, mareos, agitación, o insomnio son sus señales físicas más comunes. Pero la ansiedad también afecta a nivel cognitivo y emocional a través de nerviosismo o angustia constante, pensamientos obsesivos y catastróficos, miedo excesivo, preocupaciones recurrentes e incluso una sensación de peligro inminente.
Todos estos síntomas consiguen repercutir tan negativamente en nuestra vida que pueden provocar conductas de evitación y escape que nos generen aislamiento o deterioro en nuestras relaciones sociales, familiares o en el entorno laboral. Claros ejemplos son el miedo por la falta de control en las reacciones provocadas por la ansiedad o evitar situaciones o lugares donde previamente hemos tenido episodios ansiosos por temor a que puedan volver a desencadenarse.
¿Cómo superar un trastorno de ansiedad?
La ansiedad tiene un sentido, un objetivo y una función, si tratamos de ignorarla tarde o temprano reaparecerácon más fuerza. Tolerar el sufrimiento tampoco es una solución, simplemente una contraproducente huida hacia adelante.
Por estas razones, ante un caso de ansiedad desadaptativa es necesario recurrir a terapia psicológica. Nos estamos refiriendo a un proceso de acompañamiento y tratamiento profesional donde se apoya al paciente, dándole cobertura a los problemas que plantea y buscando una solución personalizada para ellos.
Existen diversos métodos para gestionar y controlar la ansiedad. Cuanto antes nos contemos con ayuda profesional, más cercana tendremos nuestra recuperación.
Comments