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Apego seguro, la base para una buena autoestima y una personalidad sana y estable

Foto del escritor: Maren KidsMaren Kids

El apego es ese vínculo emocional especial que se genera con nuestros hijos desde el mismo momento en el que les sostenemos entre nuestros brazos por primera vez. Se trata de un lazo afectivo fuerte y poderoso. Un vínculo especial que permitirá que nuestros pequeños se desenvuelvan con seguridad en el mundo, desarrollen una visión positiva de sí mismos y se relacionen correctamente con los demás. El apego se establece durante los primeros meses de vida del bebé, donde es fundamental que se sienta cuidado, protegido y querido de forma incondicional para que este apego se desarrolle fuerte y seguro.

Pero no siempre es así. En ocasiones el apego se desarrolla con dificultad, se debilita y se vuelve frágil. Si el niño no encuentra ni el consuelo ni la protección que necesita por parte de su cuidador habitual, generalmente la madre, el apego se resiente. Cuando esto sucede así, por diferentes razones durante el proceso de crianza del bebé, provoca consecuencias importantes en desarrollo de la personalidad del niño: desconfianza, baja autoestima e ideas negativas de ellos mismos y/o de los demás.

Pero ¿de qué depende que este apego se desarrolle de un modo u otro? ¿Podemos hacer algo los padres para favorecer un apego fuerte y seguro? La respuesta es absolutamente sí. La clave del desarrollo de un apegoseguro está en nuestras manos, y aunque el temperamento de nuestro bebé condicione el modo de relacionarnos con él, sobre todo con un bebé difícil o de alta demanda, es importante transmitirle siempre el inmenso amor que sentimos por él, cuidarle, atenderle, abrazarle, consolarle, protegerle, ser paciente y reaccionar con tranquilidad ante sus constantes demandas.

 «Apego seguro: base para una buena autoestima y una personalidad sana y estable.»

Entender que el bebé busca la proximidad con la madre (o cuidador habitual) a través del llanto ayuda a disipar ideas irracionales de que hay que dejar llorar al bebé para no mal criarlo. Llorando es como el bebé, nuestro hijo, nos comunica no solo sus necesidades físicas de aseo, alimentación o sueño, también la necesidad de sentirse amado y protegido. Es por esta razón por la que es importante consolarle cuando llora, abrazarle, acurrucarle, protegerle y entenderle. El llanto es su principal modo de comunicarse, de relacionarse, de llamar a sus cuidadores cuando se siente mal, tiene frío, le duele la tripa o necesita un abrazo.


Conseguir desarrollar un apego seguro con nuestros hijos depende absolutamente de nosotros, los padres. Depende de nuestra actitud ante sus demandas, de nuestras expectativas respecto a sus progresos, de nuestra paciencia y constancia, de cómo atendemos sus necesidades (físicas y emocionales), de nuestro equilibrio personal,…

Desde la primera teoría sobre el apego formulada por John Bowlby o Mary Ainsworth (1978)  hasta las más recientes investigaciones sobre la bioquímica del apego, se ha ido  demostrado y poniendo de relieve la importancia de desarrollar un apego seguro.

Dichas investigaciones señalan que aquellos niños que han recibido un cuidado adecuado durante sus primeros 12 meses de vida desarrollan con más probabilidad  una personalidad sana y equilibrada, manifiestan más habilidades personales para afrontar situaciones de estrés y, consecuentemente, tienen mayores posibilidades de disfrutar de la vida y establecer relaciones interpersonales estables y saludables.

Está en nuestras manos ofrecer a nuestros hijos los todos cuidados personales y emocionales que requieren en esta fase tan crucial de sus vidas. Un bebé es un ser frágil que necesita al adulto para sobrevivir, pero no es suficiente con alimentarlo y asearlo, para que se desarrolle adecuadamente precisa atención y protección. Necesita poder confiar en nosotros para sentirse seguro y amado pase lo que pase, en cualquier momento y circunstancia.

 
 
 

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