En muchas ocasiones los padres y madres nos preocupamos en demasía por las calificaciones escolares y no nos damos cuenta de que los niños y niñas aprenden a su ritmo y nivel de maduración, si bien es cierto que vivimos en un mundo competitivo y que las calificaciones son importantes, como padres y madres es mejor apoyar a nuestros hijos y observar si las bajas calificaciones se deben a un problema de aprendizaje y no solo a una elección.
A nosotros nos corresponde explorar la raíz del problema, para saber de qué manera podemos ayudarlos, hacernos preguntas y cuestionamientos ante los hechos nos ayudará a detectar probables problemas, ¿no quiere copiar la tarea o Le cuesta ver el pizarrón? ¿Ir a la escuela le causa ansiedad o tiene miedo de no poder aprender? ¿Le cuesta quedarse quieto y concentrarse?, las dificultades de aprendizaje van más allá de echarle ganas, pues cuando sucede esto, el cerebro presenta alteraciones y se le dificultará obtener información, almacenarla y utilizarla, teniendo así problemas para llevar a cabo procesos que normalmente utilizamos.
Existen muchas causas para los trastornos del aprendizaje, entre ellas el nacimiento prematuro, causas genéticas, enfermedades en la primera infancia, entre otras.
Como Padres y madres lo primero que debemos hacer es reconocer que nuestros hijos están presentando un problema para aprender ya que existen signos y síntomas poco comunes entre los que están, escribir letras al revés, atención dispersa, dificultades en el habla, dificultad para realizar movimientos coordinados, dificultad para recordar datos, dificultad para hacer dos tareas a la vez, realizar cálculos matemáticos o explicar con estructura alguna situación de forma oral o escrita.
Lo primero que debemos hacer es acudir con un especialista el cual mediante una valoración nos ayudará a conocer los retrasos del desarrollo de forma específica y así poder darnos recomendaciones e incluso un tratamiento adecuado.
Además de esto recomendamos poner especial atención primero, a su proceso emocional ya que suelen estar muy dañados emocionalmente, pues a lo largo de su corta vida han escuchado frases como: “eres un burro”, “es que no puedes”, “eres muy flojo”, “porque tuve un hijo así”, entre otras, ayúdale dándole apoyo, comprensión y amor, busque además recursos de apoyo para consolidar sus aprendizajes diarios, dibujos, vídeos, fotografías, que le permitan obtener aprendizajes de distinta manera a lo convencional.
Inserte en el día a día actividades físicas o deportivas que le ayuden a mejorar sus movimientos corporales así como actividades de arte que le ayuden a fomentar sus habilidades artísticas.
Pero sobre todo recuerde que es su hijo o hija y que no cuentan con nadie más importante que sus padres, que pronto crecerán y que lo que hagamos con ellos marcará su futuro.
Nuestra recomendación de la semana.
De padres a hijas, Película, Russell Crowe.
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